Warren Buffett es un inversor estadounidense, empresario y filántropo. Considerado como uno de los más grandes en el mundo de los inversores, es el mayor accionista y CEO de Berkshire Hathaway. Posee una fortuna personal de 62.000 millones de dólares, según la revista Forbes. También es conocido por donar el 85% de su riqueza a instituciones benéficas, en concreto, unos 31.000 millones de dólares a la fundación del matrimonio Gates. Entre sus excentricidades, el gusto por el refresco Cherry Coke y el Ukelele, su instrumento musical favorito.
Edward Warren Buffett nació en 1930 en Omaha, Nebraska. Hijo de un corredor de bolsa e independiente de su familia, de muchacho repartió periódicos para ganar algo de dinero. Probablemente esto despertó su interés por los medios de comunicación, donde hizo posteriormente varias inversiones acertadas, incluyendo el Washington Post, una acción que le ha proporcionado mucho dinero y que él no parece tener intención de vender. Con su naturaleza emprendedora Warren probó en varios negocios a tiempo parcial pero su destino fue marcado cuando, después de graduarse en la Universidad de Nebraska, estudió negocios en Columbia Graduate Business School y absorbió las enseñanzas del propio Benjamín Graham, conocido como el padre de la inversión en “valor” o “valuable investing”. A menudo llamado el “Oráculo de Omaha”, Buffett es conocido por su adhesión al valor de inversión y por su filosofía de austeridad personal, a pesar de su inmensa riqueza. Su sueldo anual en 2006 fue de aproximadamente 100.000 dólares, cifra que se encuentra por debajo de los salarios de otros altos ejecutivos de otras compañías. A día de hoy, vive en la misma casa en el centro de Omaha que compró en 1958 por 31.500 dólares, y que en la actualidad tiene un valor alrededor de 700.000 dólares. Primeros pasos de un gran inversor La primera empresa del multimillonario fue Buffett Associates, que arrancó con un capital de 105.000 dólares. Tras años de sobrepasar de largo las ganancias de Wall Street, el inversor decidió liquidarla y creó Buffett Partnerships. Intentó conseguir un puesto con la firma de Graham y fue su primer fracaso. Finalmente, consiguió el trabajo en Graham-Newman y allí aprendió mucho sobre inversión en acciones, siguiendo las reglas de su maestro. Graham se retiró y Buffett volvió a Omaha en 1956 sin ningún plan en mente, hasta que alguien le pidió que manejase sus inversiones. Así fue cómo Warren Buffett comenzó. Creó una sociedad limitada en esta ciudad, usando capital de su familia y amigos. El rendimiento obtenido entre 1956 y 1969 fue del 29,5% anual, cifra vertiginosa si pensamos que lo más común en este mercado es encontrarse con cifras entre el 7 y el 11%. Esto supone una rentabilidad acumulada cercana al 2.900% La sociedad fue un gran éxito y desde entonces ha conseguido un promedio de beneficios anuales de un 23 por ciento. A medida que se iba conociendo su habilidad con las finanzas, más personas depositaban su confianza en él, dejando sus ahorros en manos de Buffet e incrementando su base de capital. Después de varios años, llegó a la conclusión de que el mercado estaba sobrevalorado en su conjunto y que le iba a ser imposible seguir obteniendo las rentabilidades que había conseguido hasta entonces. Decidió, en 1969, liquidar la sociedad que había creado devolviendo a los afortunados inversores su capital y su parte proporcional de los beneficios, y adquirió una parte de Berkshire Hathaway, firma textil que estaba al borde de la quiebra, dando a sus inversores originales la ocasión de invertir. Algunos lo hicieron. Desde 1969 hasta 2003, el negocio de Berkshire ha tenido una rentabilidad anual media del 22,2% frente al 10,4% del S&P 500 incluyendo dividendos. Esta “pequeña” diferencia del 11,8% es enorme debido al efecto del interés compuesto. Un dólar invertido en un fondo indexado en el S&P se habría convertido en teoría (sin tener en cuenta gastos e impuestos), en 4.743 dólares. El mismo dólar invertido en Berkshire se habría convertido, siempre en teoría, en 259.485 dólares, así que no resulta extraño que su accionista mayoritario sea el hombre más rico del mundo. Los inicios de Buffett en Berkshire Hathaway no fueron brillantes. La compañía estaba en una industria que hacía frente a verdaderos desafíos de exportaciones y altos costes de la fabricación. Warren Buffett, sin embargo, no se había olvidado de lo que había aprendido bajo Graham, y con el tiempo la compró dos compañías de seguros de Nebraska. Éste era el comienzo del interés de Buffett en las aseguradoras y su subida a la fama financiera y de Berkshire Hathaway. El juego del seguro es duro pero bajo Buffett la compañía se ha convertido en una aseguradora importante y en una empresa inversora de éxito. Warren Buffett se une a Mars para realizar una gran compra. El 28 de abril de 2008, Buffet anuncia que se creará la compañía de dulces y chicles más grande de los EEUU, con un importe de 23 mil millones de dólares. Esta compra le dará a través de su compañía Bershire Hathaway el 10% en Wrigley que se volverá un subsidiario separado de la compañía Mars. El Sr. Buffett se encontraba en una sequía de compras en los últimos años pero aprovechando las irregularidades del mercado se encuentra otra vez activo. Las 20 claves de una fortuna El genio de las finanzas y el hombre más rico del mundo apeló a una serie de reglas que le permitieron alcanzar el éxito. Sin embargo, aunque estas 20 indicaciones para invertir y ganar en la bolsa parecen sencillas a simple vista, los especialistas aseguran que son pocos los hombres de negocios que pueden aplicarlas exitosamente. Buffett es un inversor que hizo su fortuna solamente comprando y vendiendo acciones y que hoy es la persona más influyente del mercado financiero estadounidense. Este genio de las finanzas compró su primera acción a los once años, aunque dice que se arrepiente de haberlo hecho “tan tarde”. Esas fueron parte de sus claves para convertirse en millonario. Básicamente, las veinte reglas de su éxito, fueron: 1. Nunca invierta en un negocio que no puede entender, como tecnologías complicadas. 2. Si no puede ver caer un 50% su inversión sin pánico, no invierta en el mercado de valores. 3. No intente predecir la dirección del mercado de valores, la economía, los tipos de interés o las elecciones. 4. Compre compañías con buen historial de beneficios y posición dominante de mercado. 5. Sea temeroso cuando otros son codiciosos y viceversa. 6. El optimismo es el enemigo del comprador racional. 7. La capacidad de decir “no” es una enorme ventaja para un inversor. 8. Gran parte del éxito puede atribuirse a la inactividad. La mayoría de los inversores no resisten la tentación de comprar y vender constantemente, pero la piedra angular debe ser el letargo. 9. Las oscilaciones salvajes de precios están más relacionadas al comportamiento de los inversores que a los resultados empresarios. 10. Un inversor necesita hacer muy pocas cosas bien si evita grandes errores. No es necesario hacer algo extraordinario para conseguir resultados excelentes. 11. No tome seriamente los resultados anuales, sino los promedios de cuatro o cinco años. 12. Céntrese en el retorno de la inversión (no en las ganancias por acción), el nivel de endeudamiento y los márgenes de beneficio. 13. Invierta siempre a largo plazo. 14. Es absurdo el consejo de que “nunca se quiebra tomando un beneficio”. 15. Recuerde siempre que el mercado de valores es maníaco-depresivo. 16. Compre un negocio, no alquile las acciones. 17. Busque empresas con mercados amplios, fuerte imagen de marca y consumidores fieles, como Gilette o Coca Cola. 18. También son interesantes algunas compañías con marcas consolidadas pero que están infravaloradas por dificultades transitorias. Para buscar estas oportunidades, deben aprovecharse los mercados bajistas. 19. Busque compañías con gran capacidad de generación de efectivo y que, una vez en marcha, no necesiten grandes reinversiones. 20. Mientras más absurdo sea el comportamiento del mercado, mejor será la oportunidad para el inversor metódico. En Estados Unidos aseguran que de todas estas reglas, las más exitosa para Buffett fue la del “value investing”: comprar compañías infravaloradas (pero con un historial, ventajas competitivas e imagen de marca consolidada) y esperar a que crezca nuevamente su patrimonio. Con esta meta, Buffett aprovechó los mercados bajistas para buscar buenas empresas con dificultades transitorias, analizando cuidadosamente la información financiera y el precio en relación a los valores históricos. En su análisis, siempre puso especial énfasis en el “Book Value Per Share” (valor en libros por acción), el ROE (Return On Equity) y el nivel de endeudamiento de la empresa. El lado humano de Buffet El “oráculo de Omaha” pasará también a la historia por haber hecho la donación más cara jamás conocida, el 85% de su fortuna a instituciones benéficas y, entre estas donaciones, le ha otorgado 31.000 millones de dólares) a la fundación que su amigo Bill Gates mantiene con su mujer. Esta asociación recibirá la mayor parte de la fortuna de Buffett cuando este muera, pese a que el inversor tiene tres hijos. Warren Buffet declaró que virtualmente toda su fortuna pasará a la Fundación Buffet. Ellos obtendrán parte de los bonos y acciones de Buffett, que según el multimillonario es “más dinero del que cualquier persona puede llegar a soñar”. El hombre más rico del mundo se opone al principio de transferir grandes fortunas de una generación a otra. Buffet siempre ha dicho que “no es bueno dejar a tus hijos el suficiente dinero como para que piensen que no tienen que trabajar”. El estilo de vida de Buffett y su trayectoria son una historia de éxito, diferente al del resto de los inversores. Éste estudia y modera en silencio hasta que encuentra el precio adecuado y una vez que compra, no vende. Berkshire Hathaway mantiene posiciones destacadas en Coca Cola, American Express, Gillette, Tesco o Kraft Foods. Ahora el inversor, ha viajado a España para comprar. Habrá que esperar para ver cuáles son las españolas que formarán parte de su cartera. Dentro de su vida personal, siempre ha sostenido que tiene todo lo que necesita en su casa, la cual compró hace 50 años. En ella no existen ni siquiera rejas y tampoco cuenta con personal de seguridad. No tiene chofer, conduce su propio coche, y jamás viaja en aviones privados, a pesar de ser dueño de la compañía aérea de jets privados más grande del mundo. Su empresa Berkshire Hathaway es dueña de 63 compañías. Buffet le escribe una carta al año a cada CEO de dichas empresas, deseándoles buenos augurios para el año siguiente. Jamás mantienen sesiones ni los llama regularmente por teléfono. No usa teléfono móvil ni ordenador. Asimismo, les ha dado siempre dos únicas reglas a sus directivos. La primera es que nunca hay que perder el dinero de los accionistas, y la número dos se trata de que no se olvide nunca la regla número uno. Warren Buffet no trata con personas de clase alta, y su mayor pasatiempo, cuando llega a casa después de trabajar es prepararse un bol de palomitas de maíz y ver la televisión.
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